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HAIR SPRAY VEIDT

Porque todos tenemos un héroe en nuestro interior....

Treasure Planet

¿El fin del mundo?

En 1998, Michael Bay dirigió la película Armageddon, protagonizada por el sudoroso y casi siempre magullado Bruce Willis y por uno de los sex symbols de los últimos años: Ben Affleck.

En este trepidante y cargado de efectos especiales espectaculares film, un asteroide del tamaño de Texas está a punto de colisionar con la Tierra. El plan para salvar nuestro planeta consiste en viajar a bordo de una lanzadera espacial, aterrizar sobre la superficie del asteroide y hacer detonar un ingenio nuclear antes de que se alcance el punto de no retorno o barrera cero, es decir, antes de que la distancia de la amenazadora roca a nuestro mundo sea demasiado pequeña como para resultar imposible desviarla y que no nos impacte.

¿Qué os parece si divagamos un poco sobre la posibilidad de salvarnos de esta forma tan peculiar?

En primer lugar, el único dato acerca del tamaño del asteroide del que disponemos es que es comparable a Texas. Pues bien, suponiendo (con un poco de imaginación) que Texas es geométricamente un cuadrado y que su extensión es aproximadamente de 691.000 km cuadrados, esto nos da un valor de 831 km de lado. Pero, claro, un asteroide nunca es plano, sino que tiene tres dimensiones, con lo cual podemos seguir divagando y suponer que su forma es esférica y tiene un radio igual que el lado del cuadrado que acabamos de determinar.

Continuamos. Para saber la cantidad de materia que posee el meteoro que nos amenaza, se necesita conocer el valor de su densidad (el cociente entre su masa y su volumen). Un valor razonable podría ser de unos 2000 kg por metro cúbico, es decir, el doble que la del agua. No os preocupéis por suponer un valor bastante más grande porque, en realidad, esto no es decisivo para lo que pretendemos demostrar. Con estos datos, se obtiene directamente que la masa del asteroide es de unos 5000 millones de billones de kilogramos (esto es más o menos la milésima parte de la masa de nuestro planeta).

Recordad que el plan de los expertos de la NASA es detonar un ingenio nuclear y fragmentar el meteoro en dos trozos que se irán separando paulatinamente y, finalmente, evitarán su colisión con la Tierra. Para no complicar innecesariamente nuestro análisis, vamos a suponer que los dos fragmentos así generados son idénticos, o sea, cada uno con una masa de 2500 millones de billones de kilogramos.

La siguiente cuestión es cómo fragmentar el meteoro. En la película no se nos proporciona dato alguno sobre la potencia liberada por el explosivo. Hala, a divagar otra vez. Siendo un poco bestia, casi que me voy a atrever a decir que la bomba es de 1200 megatones (megatón arriba megatón abajo esto son unas 100.000 bombas de Hiroshima). ¿Mola eh? Esto nos proporciona una energía de unos 5 millones de billones de Joules (no os preocupéis, esta es la unidad de energía que utilizamos los físicos). Ahora imaginemos que toda esta energía se consume únicamente en proporcionar energía cinética (para entendernos, velocidad). Esto es ponerse del lado de los guionistas para darles un poco de confianza. Tened en cuenta que una cantidad importante de la energía del artefacto nuclear se gastaría en partir el asteroide y en calor. En fin, cada uno de los dos pedazos de roca se llevaría la mitad de esa energía cinética.
Pero todavía les vamos a dar un poco más de coba a los responsables del guión y vamos a suponer que toda la potencia de la bomba solamente produce desplazamiento de los fragmentos en la dirección perpendicular a la dirección original del asteroide sin fragmentar. De esta forma, la separación entre aquellos será la mayor posible.
Con estos datos en nuestro poder, resulta sencillo averiguar la velocidad de cada uno de los dos meteoros y aquí llega la primera sorpresa. La velocidad con la que se separan es de unos ridículos 9 centímetros por segundo. La segunda sorpresa es una consecuencia directa e inmediata de la primera. Si la barrera cero se encuentra a 4 horas de la colisión con la superficie de la Tierra, en ese tiempo, la distancia que se habrán separado entre sí es de 1300 metros (para evitar la colisión deberían de alejarse una distancia mayor que el radio terrestre, de unos 6400 kilómetros, suponiendo que la dirección original del asteroide apuntase hacia el centro de nuestro planeta). De esquivar la Tierra, nanay. Es más, los dos fragmentos caerían prácticamente en el mismo lugar. El Armagedón ha llegado...

Ya veis que, incluso siendo dadivosos con los guionistas del film, el final de la historia es muy diferente del que se refleja en la pantalla, donde casi todos regresan victoriosos y como héroes después de salvar nuestro pequeño mundo azul.

Finalmente, echando mano de la Ciencia y dejando un poco de lado las falsas esperanzas que nuestros amigos de Hollywood intentan alojar en nuestros desasosegados espíritus, voy a daros unos datos muy interesantes que podéis encontrar en el maravilloso libro de los profesores de la UPC, Manuel Moreno y Jordi José, titulado De King Kong a Einstein: la física en la ciencia ficción. Son estos:

Si un cometa con una masa de 1000 billones de kilogramos (notad que este es 2,5 millones más ligero que el de la película discutida más arriba) impactase con la Tierra a una velocidad de 45 kilómetros por segundo se produciría un aumento de la temperatura de la atmósfera de unos 190 grados, la temperatura del mar hasta los 100 metros de profundidad se incrementaría en 5 grados (hay especies marinas que son tremendamente sensibles a los cambios de temperatura), la cantidad de agua que se evaporaría sería de unos 400 billones de toneladas, la cantidad de tierra que saldría eyectada y puesta en órbita sería de 30 billones de toneladas y, finalmente, se producirían medio millón de terremotos de magnitud 9 en la escala de Richter.

¿Habéis imaginado algo parecido en la peor de vuestras pesadillas?





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