El soldadito de plomo

Del compositor Dmitri Shostakovich, inspirado en uno de los cuentos de Hans Christian Andersen, Disney crea, en Fantasía 2000, este espectacular video-orquesta.



Es recomendable verlo en HD.

Winterbells

Esto es un juego de un conejo blanco, que en un paisaje invernal, y con una relajante melodía, se dedica a saltar campanas y pájaros... Cuanto más alto subes, más pequeñas son las campanas... sin embargo el juego parece infinito, porque nunca se alcanzan campanas lo suficientemente pequeñas como para llegar a desaparecer. Absurdo ¿verdad?
Es un juego adictivo, lo recomiendo para soltar tensiones.

WINTERBELLS

Gladiadores, os saludo.




Máximo: A mi señal... ¡Ira y fuego!

Máximo: Cinco mil de mis hombres están en el frío barro, tres mil aún sangran por sus heridas, dos mil jamás abandonarán ya este lugar... ¡No quiero creer que lucharon y murieron por nada!

Marco Aurelio: Tus defectos como hijo son mi fracaso como padre.

Máximo: Conocí un hombre que decía: La muerte nos sonríe a todos, así que devolvámosle la sonrisa
Máximo: Corres peligro de convertirte en un hombre bueno.

Máximo: Me llamo Máximo Décimo Meridio, comandante de los ejércitos del norte, general de las legiones Félix, leal servidor del verdadero emperador Marco Aurelio; padre de un hijo asesinado, marido de una mujer asesinada y alcanzaré mi venganza en esta vida o en la otra.

Marco Aurelio: Habría bastado que nacieras varón. ¡Qué César se ha perdido Roma!
Tus defectos como hijo son mi fracaso como padre

Lucila: Roma vale la vida de un hombre bueno... ¿Quién me ayuda a llevarle?
Marco Aurelio: Hubo un sueño llamado Roma.

Máximo: Antepasados os pido que me orientéis. Madre Bendita, transmíteme el deseo de los dioses para mi futuro. Padre Bendito vela por mi mujer y mi hijo con espada presta, diles que mi único anhelo es volver a abrazarles.

Máximo: Me has preguntado qué quería. Yo también quiero estar ante el Emperador, igual que tú. Me ganaré a la gente... Les ofreceré algo que jamás han visto.

Lucila: Hoy he visto cómo un esclavo se volvía más poderoso que el emperador de Roma.

Máximo: Tus días de gloria muy pronto verán su fin, César.

Próximo: Sombras y ceniza. Eso es lo único que somos Máximo… sombras y ceniza.

Próximo: No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar.

Juba: Ahora soy libre, me reuniré contigo hermano, pero aún no, aún no...

Próximo: Así como vuestra madre os acompañó en vuestro nacimiento, yo estaré ahí el día de vuestra muerte.

Juba: ¿Es símbolo de tus dioses?¿Y eso no hará que se enfaden?

Máximo: ¡Roma victis!

Máximo: El sudor de la tierra se limpia mejor que la sangre.

Máximo: Un soldado tiene la ventaja de poder mirar al enemigo a los ojos, Senador.

Máximo: Con un ejército detrás se puede ser sumamente político.

Máximo: Puedo morir esta noche en la celda o mañana en la arena. Soy un esclavo. ¿Qué posibilidad tengo de cambiar nada?










Homenaje a Nanib

Mayo de 1857: ¿con cuánta sangre se puede manchar las manos un hombre? No tendré sitio al que huir mientras lleve esta casaca roja. Empiezo a imaginar lo que debió de sentir ese muchacho al que ahorcaron. Cuando no tienes sitio al que huir, has de crear tu propio camino.



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