Un héroe... un destino.

Hace mil años que el mundo sufre el continuo azote de la guerra. Señores feudales cuya ambición iba más allá de lo que alcanzaban a ver sus propios ojos. Hombres sin honor que prefieren ver arder a cien inocentes, antes de admitir que habían errado.
El yugo opresor de aquellos que tienen el poder, ese yugo que asfixia a los débiles quienes se preguntan una y otra vez “¿porqué? ¿Porqué tal injusticia? ¿No es acaso Dios un ente justo?”
Y así es, y por ello Dios dotó de una increíble habilidad marcial a uno de entre tantos oprimidos, una luz que consumiría las sombras poco a poco, hasta que ese brillo bañase todos los rincones de la tierra.
Su nombre era Porcino.
Durante años, la fiera espada de Porcino sesgó la vida de infinidad de cerdos y jabalíes. Injustos, pecadores, deshonrosos, y malditos. Nadie podía escapar de él.
“El castigo divino, ocurrirá ahora” sentenció Porcino. Eran las últimas palabras que escuchaban sus víctimas, antes de probar el frío acero de la justicia.
“Ningún justo verá las sombras de la opresión, y ningún injusto verá la luz de la libertad” decía, mientras su silueta jugaba con las sombras de los callejones, esos estrechos y oscuros callejones donde se cobraba la vida de los malvados.
Pero no eran sólo trabajos sucios los que emprendía, su honor no tenía precedentes, pues en el campo de batalla blandía su espada como pocos. Ante una inminente hecatombe, él seguía luchando, entre tierra, acero, pólvora y sangre, su espada nunca se detenía.
El General Haba Li, cuyo ejército siempre fue uno de los más temidos en el país de los cerdos (Cerdoshiba), recibió su merecido en la batalla de Akinoganana Die. Donde Porcino, con su armadura roja, y su inseparable espada Raimaru, ajustició a dos mil jabalíes él sólo, reteniendo su paso en un puente durante más de tres horas. Y cuando Haba Li dio la orden de retirada, las palabras de Porcino fueron “huid si queréis, reunid mas jabalíes, tomaos vuestro tiempo para volver. Lo único que conseguís es acrecentar el hambre de mi espada”.
Incontables fueron sus victorias, “el invencible” era su apodo, nadie era rival para el más poderoso cerdo del mundo entero.
Sin embargo, y como él mismo confesó una vez “el amor debilita al guerrero más fuerte” y fue entonces, cuando Puerki Tasasino entró en su vida, cuando la impenetrable muralla de su corazón se vino abajo.
Entre ellos floreció un amor legendario. Un amor tan fuerte como el sentido de justicia de Porcino. Sin embargo, el corazón de Porcino se volcó por la persona equivocada, pues Puerki era la hija de Puerkosaurio Tasasino, el más poderoso y temido ninja de todo el país. Pero eso no era lo peor, Puerkosaurio, y todos sus antepasados habían dedicado su vida a defender unos ideales totalmente opuestos a los de Porcino.
Aquel despiadado cerdo sería capaz de dar la vida de su hija, antes de que la sangre de su familia fuese manchada.

Continuará...

1 Comment:

  1. V said...
    xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

    ¡Yo me parto con este bicho!
    ¡Quiero más!¡Quiero el cómic!

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